jueves, 12 de mayo de 2011

A contracorriente

Alguien me dijo que si no eres nadie sin una medalla, con una sigues sin serlo.

¿De quién fue la genial idea de creer que los premios o reconocimientos nos hacen mejores? ¿Acaso alguien que no ha tenido la oportunidad de ganar nada en su vida no merece ser considerado como bueno en algo? Quizá sea así a los ojos de los demás, pero en nuestro interior no sentimos habernos convertido en una persona maravillosa de la noche a la mañana, porque un premio, una medalla, un título... son únicamente una señal de que los demás se han dado cuenta (por fin) de algo en lo que tú destacas.
Obviamente, a todos nos gusta tener nuestro momento de gloria y sentirnos admirados y 'envidiados' por los demás en algún momento, pero tenemos que tener muy claro que eso no es lo más importante. Lo más importante, desde mi punto de vista, es que nosotros, interiormente, nos sintamos satisfechos de lo que hemos logrado y de lo que hemos hecho para conseguirlo. Si nuestro objetivo es una recompensa, la decepción será mucho mayor si no la conseguimos...
Tener la habitación o el despacho lleno de 'triunfos' no sirve de nada si no somos capaces de tener la humildad para reconocer que no lo habríamos conseguido solos y que siempre habrá alguien mejor que tú, y eso no te puede quitar el sueño.

jueves, 14 de abril de 2011

El Baile Infinito

                                                             Sus pies se deslizaban despacio por la superficie imantada y pulida. Plié, punta, flex. De un lado a otro, la música acompasaba los latidos de su corazón y sus puntas marcaban el ritmo al golpe contra el suelo. Lucía volaba  de un lado a otro de la sala de los espejos, cerraba los ojos y se dejaba llevar por aquella dulce melodía. Daba vueltas y vueltas hasta marearse, y sentía ese cosquilleo en el estómago que tanta felicidad la producía. La danza se había convertido en su vida, casi en una obsesión para ella. Bailando las horas pasaban muy rápido, las penas volaban a la vez que sus gacelas y el aire que a veces se le hacía tan pesado de respirar, se convertía en ligero y cómplice de su baile, impulsándola en los saltos y aligerando sus caídas.
Lucía llevaba sus zapatillas de ballet viejas, ya desgastadas de tantos años. Pero eran sus preferidas, sus zapatillas de la suerte, esas que habían crecido y aprendido a bailar con ella.
Su tutú negro marcaba las suaves curvas de su cuerpo, permitía que sus movimientos de bailarina se marcaran más profundamente y su figura se volvía más esbelta y altiva.
Su cuerpo terminaba en un alto moño estirado que se había hecho con delicadeza. Era un moño perfecto. Su madre le había enseñado a peinarse así, cuando era pequeña y todos los días la llevaba a bailar, y se quedaba viéndola. A Lucía le encantaba bailar delante de su madre, siempre la decía "mira mamá, mira lo que hago" y su madre sólo tenía ojos para ella. Pero es que Lucía resplandacía bailando y eso hacía que todas las miradas se dirigieran a ella. Ahora Lucía ya era mayor, y su madre ya no la iba a ver, y no porque no quisiera, es que ya no podía.
Detrás de todo ese maquillaje llamativo, su gran moño alto, su mallot negro y sus zapatillas de ballet estaba Lucía, la misma Lucía que bailaba sola por las calles de Madrid, porque la música se había anclado en su cabeza, y la misma Lucía que se protegía con una armadura para parecer fuerte pero, que en cuanto llegaba a casa, después de todo un día siguiendo el guión y la obra de teatro que era su vida, se permitía el lujo de llorar. De llorar y de echar de menos que su madre la peinara, de llorar de rabia, de llorar sin ganas, de llorar porque ya no sabía que estaba haciendo con su vida.

jueves, 24 de febrero de 2011

Amor ciego



Yo veo un bombón, me da igual que el resto vea toda la caja.
En el mundo en que vivimos, parece que el aspecto externo de las cosas es lo que verdaderamente importa a la hora de juzgarlas, sin que parezca importar lo que hay detrás de esa capa superficial y, muchas veces, engañosa. Todos nosotros nos dejamos llevar por las apariencias en mayor o menor medida, pero también sabemos que queda mejor decir que miramos en el interior de las cosas o las personas. Y que conste, que no discutimos eso, pero lo que sí es cierto es que, por ejemplo, al conocer a alguien, lo primero que llama nuestra atención es la cara, la mirada, el cuerpo...y no creemos que nadie puede dudar de esto. Pero a medida que la relación con una persona se va asentando, dejamos de lado las cualidades físicas, y nos interesamos más por su personalidad, su situación personal y la manera en la que nos sentimos cuando estamos a su lado. Por eso, esa frase es tan importante, ya que supone superar el límte de las apariencias y descubrir que el interior puede sobrepasarlas con creces.

martes, 1 de febrero de 2011

Cuando Harry encontró a Sally

"Me gusta que tengas frío cuando fuera hace 21ºC, me gusta que te cueste una hora y media pedir un sandwich, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco, me gusta oler tu perfume en mi ropa después de pasar el día contigo y quiero que seas la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches.
He venido aquí esta noche porque me he dado cuenta de que quiero pasar el resto de mi vida con alguien. Y quiero que el resto de mi vida empiece ya."

Cuando conoces a una persona y te enamoras, no son las grandes cosas las que se graban en tu memoria, sino que son esos pequeños detalles de esa persona los que la hacen tan especial para ti. Las cosas más insignificantes para unos pueden ser para ti las más especiales y aquellas que siempre merecerá la pena recordar.
Tu vida empieza cuando tú quieras empezarla, y tantas veces como lo desees. En la vida no hay una sola oportunidad, puedes intentarlo una y otra vez, siempre que no te des por vencido y confíes en que puedes llegar a tu meta.
Harry es una clara demostración de la lucha por la persona amada y su afán de conseguir una nueva vida junto a Sally, y su amor se basa en los pequeños instantes.


viernes, 14 de enero de 2011

John Lennon


"La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes"

Parece que todos nosotros debemos seguir un camino determinado y del cual no podemos salirnos. Sin embargo, a lo largo de ese camino nos podemos encontrar otras cosas diferentes con las que no contamos, pero al estar tan inmersos en llegar a nuestra meta no prestamos atención al resto de las cosas.
Y si luego nos ponemos a pensar en lo que hemos podido perdernos, nos damos cuenta de que ese camino al que dábamos tanta importancia deja de tenerla... Y es que no podemos tener todo milimétricamente medido y preparado, por que si no, no sabremos reaccionar ante un cambio o simplemente lo dejaremos de lado.
Opinamos que todo nos pasa por alguna razón, y por lo tanto no podemos desaprovechar ninguna oportunidad.

jueves, 13 de enero de 2011

Sr. y Sra. Smith



"Los finales felices son historias sin acabar"

¿Por qué nos decepciona tanto un final triste cuando leemos un libro o vemos una película? Debe ser porque muchas veces utilizamos el cine, la literatura e incluso las canciones para transportarnos a lugares perfectos, para olvidarnos durante un instante de nuestro propio mundo, un mundo que desde luego no se parece en nada a las historias tan maravillosas que tanto nos gusta imaginar.
Esta frase resume muy bien lo que queremos decir: en nuestras vidas siempre habrá altibajos, momentos felices y tristes, y no podemos aspirar a permanecer en un estado de felicidad absoluta, porque siempre habrá algo, por pequeño que sea, que nos perturbe.
A lo mejor esto parece algo pesimista, pero nos parece mejor pensar que es realista. Ojalá nosotros seamos la excepción que confirma la regla; ojalá nosotros podamos alcanzar la FELICIDAD.

miércoles, 12 de enero de 2011

Amaral (Rosa de la paz)


"Cuando el mundo entero estalle, será demasiado tarde para reencontrarnos con las leyes naturales si hemos roto con los bosques, si hemos roto con los mares, con los peces, con el viento que nos hizo libres "

El camino por el que estamos llevando a nuestro planeta es totalmente equivocado. Quizás muchas veces no somos conscientes de las consecuencias que puede traer este 'maltrato' en un futuro que cada vez está más cerca, ya que estamos acelerando el ritmo natural de todo y, más tarde o más temprano, nos acabará pasando factura.
Es muy probable que nuestra generación no viva lo suficiente como para sufrir de cerca esa situación, pero lo que no podemos hacer es cargar a las generaciones venideras con ese enorme peso.
Ahora a lo mejor estas palabras no os producen nada, pero como dice la frase, nos arrepentiremos de todo lo que le hemos hecho al planeta cuando ya todos los esfuerzos resulten inútiles, así que nos conviene empezar a actuar.